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Blog de las Aventuras de Tatoo Adventure Gear

Abr

18

Caminando entre araucarias fosilizadas y arte rupestre


Cuesta creer que en este sitio árido y seco, donde hoy crecen cactáceas y espinos, antes hubo un frondoso bosque de araucarias. Y no sólo eso: hace 80 millones de años, por Pichasca paseaban dinosaurios… y eras más tarde, cazadores-recolectores ubicaron aquí sus asentamientos. Todos estos restos fósiles y arqueológicos están a la vista del senderista.

Viaje al Cretácico

En la Región de Coquimbo, en la Provincia de Limarí, a unos 55 km al noreste de la ciudad de Ovalle, se emplaza una joya poco frecuentada: el Monumento Nacional Pichasca, con formaciones geológicas de roca volcánica y sedimentaria. Esto último explica la gran cantidad de fósiles que es posible apreciar: desde gigantescos troncos e improntas de hojas hasta huesos de cocodrilos prehistóricos, tortugas gigantes y dinosaurios titanosaurios (¡que llegaron a medir hasta 19 m de largo!). Todo ello nos habla de otro mundo: uno en el cual había abundante vegetación y humedad, en comparación al panorama más bien desértico que se ve ahora (y que, sin embargo, también alberga su encanto).

 

En el sitio del Monumento existe un sendero de 2.5 km, fácil de recorrer. El camino cuenta con letreros explicativos, la réplica de un dinosaurio de «cuello largo» y zonas para descansar y de pic-nic, por lo que se vuelve muy amigable en caso de que uno vaya con niños o personas de la tercera edad. Lo ideal es que, si usted va con la familia, le explique a los más pequeños qué es lo que están experimentando: un viaje en el tiempo. De este modo, sentirán curiosidad y entusiasmo. He ahí la base para formar a un joven de espíritu explorador.

El sendero también ofrece la posibilidad de ver aves de la zona, zorros chilla y algunas vistas sobre el hermoso valle del río Hurtado. Ahora bien, especialmente durante la temporada alta (noviembre a marzo), conviene echarse mucho protector solar, siempre caminar con un gorro e hidratarse bien.

 

 

Vestigios humanos

Hay algunas zonas cerradas al público general, puesto que se trata de sitios de excavación y están, por lo tanto, reservadas únicamente para los geólogos, paleontólogos y arqueólogos. Y es que no sólo hay restos vegetales y animales. Aquí también hay vestigios culturales. En Pichasca y sus inmediaciones es posible hallar recursos prehispánicos: cuevas en las que habitaban los primeros grupos de hombres (hace unos 9.500 años), sus herramientas y puntas de flecha. El alero rocoso de al menos 10 metros de ancho, conocido como «Casa de Piedra», es un ejemplo.
Debe tomarse en cuenta que el Monumento Nacional Pichasca de 128 hectáreas, administrado por Conaf, cobra una entrada de $3.000 por adulto chileno y $1.500 por cada menor. Ojo con los días lunes y martes, en los que el parque permanece cerrado.

 

Otros atractivos de la zona

Debido a la presencia de asentamientos ancestrales, el valle del río Hurtado abunda en arte rupestre. Los grabados aún visibles en la roca son fácilmente accesibles y suelen estar señalizados si es que uno va en vehículo por el camino principal. Un ejemplo es el sitio llamado Las Tinajas, en el km 4 de Samo Alto. Consiste en una quebrada que forma pozos («tazas» o «tinajas»). Allí hay figuras abstractas, antropomórficas y de alpacas, otras de gran complejidad y riqueza temática. ¿Qué habrán querido registrar esas personas de antaño? Cuando fuimos, mis niños de 5 y 2 años incluso creyeron identificar una «Pokebola» entre las figuras. Lo que sí es cierto es que todas tienen más de 2.000 años de antigüedad y se atribuyen posiblemente a la cultura Molle. Esconden más misterios que certezas y estimulan, por lo tanto, nuestra imaginación.

 

Al fondo de esa quebrada se alza el cerro El Reloj… otro destino interesante para quien desee explorar una nueva ruta de trekking o, quizás a futuro, un nuevo sitio de escalada, dado los farellones rocosos.