Feb
14
Cruce de los Andes
- POSTED BY Katherine Cañete IN Trail Running
Para los que no saben de qué se trata esta carrera les cuento que es una carrera de trail running que se corre en duplas, en la cual se deben completar 100 kms de recorrido en tres etapas (3 días) y su nombre se debe a que los competidores cruzan algún paso fronterizo entre Argentina y Chile.
Varios fueron los meses que pasé esperando esta carrera y por fin llegaron los tan esperados días de competencia, a continuación les dejo mi experiencia.
Días Previos y Etapa 1
Mucho se hablaba del cruce de este año; que el trayecto iba a ser el más duro de todas las ediciones, que la mayor parte se iba a correr en Chile, que habían más de 1500 corredores inscritos y por lo que mostraban los listados, esta edición sería el año con más corredores chilenos y la verdad es que la mayoría de lo que se dijo fue cierto, pero a mí todo eso no me importaba mucho, yo tenía en la mente sentir lo que había visto en los vídeos de la organización del cruce que cuando mostraban a las duplas corriendo o llegando cada día a la meta se veía en sus rostros tanta alegría y emoción que yo quería sentir lo mismo, además de que cada etapa del recorrido era más bella que la otra y quería conocer lugares así de bellos haciendo una de las cosas que más me gusta.
En fin, llegamos a San Martín de los Andes el día 31 de Enero cuando ya estaban cerrando las acreditaciones, por lo que debimos realizarla el día 1 de Febrero, estaba lleno de gente por todos lados, corredores de más de 23 países todos sonrientes y llenos de ganas de comenzar este gran desafío, que para algunos no era primera vez (como para mí), muchos ya van hasta por su cuarta, quinta vez, porque dicen que si lo corres una vez te enamoras de esta carrera.
La organización se notaba excelente, toda la entrega del equipo de carrera se hizo de manera muy rápida y en una de las etapas de la acreditación nos dan una de las primeras noticias que no nos gustó mucho, esta era que deberíamos presentarnos a las 5:15 am para tomar un bus que nos trasladaría al paso fronterizo Hua-Hum.
Así que ese Jueves nos levantamos muy temprano para el traslado y después de hacer los trámites en la aduana, teníamos que hacer una fila de cientos de metros porque habían corredores que estaban esperando de antes que nosotros otro bus que nos llevaría a la frontera chilena. Y así fue, en el cuarto bus que llegó nos pudimos trasladar a la frontera chilena. Subimos rápidamente a un transfer que nos llevaría a Puerto Pirihueico , pero al final tuvimos que cambiar nuevamente de transfer porque el que nos llevaba se le desinfló un neumático, pero después de todo el cambio no fue tan malo, ya que cuando nos subimos al otro transfer, allí venía la dupla de ganadores de las dos ediciones anteriores del cruce; me refiero a Nelson Ortega y Gustavo Reyes ambos argentinos, grandes corredores de hecho Gustavo Reyes es como una clase de ídolo en el mundo del trail running, ya que el tipo es verdaderamente increíble en su materia , y es muy difícil encontrar por lo menos en Sudamérica alguien que se le compare.
Al llegar a Puerto Pirihueico tomamos desayuno en unas carpas que la organización nos tenía preparada, cogimos nuestros bolsos y nos subimos a la primera barcaza que cruzaba con más de 500 corredores a Puerto Fuy. Ya en puerto Fuy nos esperaba un almuerzo a lo grande con metros de asado, otro sector de pastas, arroz, y guisos pero casi todos optaron por la carne en un principio.
Al día siguiente se da inicio a la carrera, todos teníamos ship, por lo cual la carrera daba lo mismo a la hora que la comenzáramos de hecho nosotros partimos unos 20 minutos después de los primeros, porque habían un puente antes del inicio que hacía que no se pudiera avanzar rápidamente a la partida.
Esta etapa eran 15 kilómetros de subida, 9 de dar la vuelta al volcán Mosho Coshuenco y 15 más de bajada, a primera vista se podría decir que era fácil, pero esa subida era interminable, lo bueno es que a cada rato veías lugares bellísimos que uno se sentía con tanta vitalidad que sólo quería avanzar.
Mis bastones fueron unos fieles compañeros que a pesar de estar recién conociéndolos se prestaron a mis servicios de manera muy eficaz, me ayudaron muchísimo, tanto en los senderos con tierra, piedra o en la nieve, uuuhhhhhhfff esa nieve, recuerdo una subida que jamás olvidaré: era eterna, pisaba y mi pie se iba para todos lados, sólo los bastones me mantenían en pie, ya que estaba muy dura en algunas partes y en otras era blandísima, pero en este sector la verdad es que pudimos sobrepasar a muchas duplas, ya que había gente que sencillamente no avanzaba, otros optaron por gatear, y debo admitir que los bastones fueron la mejor ayuda que pude conseguir en esos momentos. Al terminar de dar la vuelta al volcán guardé los bastones que por cierto caben de maravilla en la mochila y lo bueno es que no pesan nada y comencé a correr tan rápido cuesta abajo por la nieve que mi compañero tuvo que enojarse un poquito para que yo disminuyera la velocidad, porque él no podía alcanzarme y además era peligroso.
Terminada la etapa de la nieve comienza la piedra volcánica y luego continúa un sector con mucho arbusto y piedras en los que era fácil caer y lesionarse, por lo que disminuimos la velocidad, hasta que por fin llegamos al bosque , ¡¡¡ohhh bosque maravilloso!!! me sentía tan bien después de esa subida aniquiladora estando ya en él que me puse a pensar “¿qué dirían los montañistas que vienen con su equipamiento tan preparados, si vieran a 1500 corredores sólo con short, zapatillas, un jockey y protector solar subiendo este hermoso volcán?”, pero mis pensamientos quedaron allí y seguí corriendo, comiendo, y bebiendo, asustada de que me fuese a faltar agua, y continué sin parar de correr, y mis pensamientos me llevaron a pensar en cuántos kilómetros irían ya? y ahí me di cuenta que estaba cansada y qué pasaría conmigo al siguiente día que eran otros 40 kilómetros más y yo ya estaba cansada y además jamás había corrido 80 kms en 2 días, de hecho mi máximo eran 50 en un día y luego relajarme por unos días.
Al final pasaron unos corredores y nos dieron el kilometraje que eran unos 32 kms. en ese momento, seguimos corriendo y yo no decía nada de mi cansancio sólo aprovechaba que estaba con algo de pendiente y corría y corría. Luego se puso más plano y en una vuelta mis pies se tropezaron y caí, me arrastré como un metro en el suelo, mi rodilla y cadera derecha sufrieron pero la que más sufrió fue mi mano derecha que recibió más el impacto con la piedrecitas puntiagudas del suelo. Mi compañero me ayudó a levantar y comencé a correr, mejor dicho trotar ya que esa caída era fruto de mi cansancio, continuamos y alcanzamos a algunas duplas y las sobrepasamos, luego más adelante otro corredor se cae y queda inmóvil en el suelo, eso fue debido a los calambres que le estaban dando, por suerte no fue nada más, le preguntamos cómo estaba, dijo bien y continuamos, y así llegamos a la entrada de la reserva y a unos 300 metros estaba el arco de meta. ¡Qué alegría fue verla, fue tremendo cruzar y saber que ya terminaste la primera etapa, nos dimos un gran abrazo con mi compañero y de ahí a tomar un sorbo gigante de gatorade! De paso miro a la carpa de los médicos que está llena de gente con calambres, algo deshidratados o con cansancio extremo y me doy cuenta que estaba mejor que muchos otros y sólo necesitaba unos masajes y alongar bien para el día de siguiente.
Recorrido total 39.5 kilómetros, tiempo 6 horas 5 minutos.
Etapa 2 Cruce de los Andes
Llegó la tarde y los equipos seguían llegando, incluso a la hora de la cena seguían llegando equipos, finalmente comenzó una lluvia y por suerte las carpas que nos entregó la organización funcionaron como debían. Pero ocurrió algo malo, la barcaza que debía trasladar los bolsos de los corredores de vuelta a puerto pirihueico, gente de organización, comida y todo, se había estropeado, por lo que contaban con una barcaza muy pequeña y algunas lanchas que lograron conseguirse para trasladar lo que pudieran y lo demás se trasladaría por tierra (osea se demoraría muchísimo más en llegar).
Al día siguiente a eso de las 6 am ya había muchos equipos levantados y yo estaba ahí con mis piernas bastante tiesas, mi palma derecha negra a causa de la caída, pero me sentía con muchas ansias de correr.
La carrera comenzó, largamos y los lugares bellos los tuvimos de principio a fin, en esta etapa teníamos que recorrer desde Puerto Fuy a Puerto Pirihueico, cada una hora comíamos y además aprovechamos de tomar algunas fotos del recorrido. Como a los 15 kilómetros del recorrido nos pasó una dupla de chilenos (padre e hijo) “Los Mirandas”, iban muy rápido, no pudimos seguirle el ritmo, pero la rapidez les pasó la cuenta a muchos, ya que después de los 30 kilómetros comenzaba la bajada y muchos de los que subieron trotando o corriendo todo el rato no les respondían sus piernas para correr cuesta abajo.
Por suerte yo estaba bien para correr y me sentía mejor que nunca, no tenía idea de cuánta ayuda podían dar unos bastones, pero se convirtieron en mis mejores amigos ya que tenían mis piernas frescas para correr, y corrimos tanto y rápido que adelantamos a duplas que habían comenzado antes que nosotros el recorrido y a la dupla padre e hijo también los dejamos atrás, todo iba tan bien, pero esto no acababa acá teníamos que recorrer cerca de 3 a 4 kilómetros dentro del lago con el agua hasta la cintura o más arriba, pasando por piedras muy resbalosas y algo peligrosas, para mí fue la parte más emocionante, era una aventura completa, mientras algunos reclamaban yo pensaba en lo buenas que habían sido mis zapatillas, ya que se agarraban de una manera increíble a todo tipo de terrenos, en subidas, bajadas y ahora en las piedras y troncos mojados, habían superado todas mis expectativas, ya que no me sacaron uñas y tampoco me salieron ampollas, algo que no puedo decir de ninguna de mis anteriores zapatillas. Luego de salir del lago seguía un km aprox. de arena y piedras para llegar a cruzar el arco de meta y fue así, llegamos, comimos, y por suerte nuestros bolsos sí estaban, después de comer comencé a alongar y ya no estaba tan mal como el día anterior, pero nadie caminaba como lo hacía regularmente, exceptuando los marcianos que llegaban en los primeros puestos, de hecho Reyes y Ortega en las tardes trotaban.
Recorrido Total: 44.5 kilómetros, tiempo 6 horas 10 minutos.
Etapa 3 Cruce de los Andes
Este día los primero que largaron fueron los de la categoría caballeros, luego nosotros los mixtos y finalmente las duplas de damas. Este día sí que fue rápido, sólo en algunas subidas parábamos a caminar, realmente se sentía muy bien alcanzar a muchas duplas de varones que habían comenzado casi 10 minutos antes que nosotros, lo que no se sentía tan bien era que nos alcanzaran dos duplas de damas que comenzaron casi 10 minutos después que nosotros, pero la verdad es que no importaba mucho al saber quiénes eran, ya que al verlas me di cuenta que ya las había visto en muchos podios de carreras de larga distancia, así que eran las mejores. Y después de correr y correr bordeando senderos del lago Nonthue, llegamos así sin más se había terminado fue extraño porque no había arco de meta, de hecho se paraba el tiempo y listo.
Más allá había una parte del lago que teníamos que cruzar en canoa y caminar hasta el camping o subirnos en una lancha que nos llevaba justo a él, por supuesto que escogimos la canoa y trotamos al camping y allí estaba el arco de meta, con mucha gente esperando a sus conocidos y así por fin, terminamos el último día y mi satisfacción fue total, estaba alegre por haber cumplido mi desafío y también al ver a tantos que llegaban a llorar por terminar con tanto esfuerzo. Pero mi cabeza me preguntaba: ¿y ahora cuál será el siguiente reto?, de hecho ya tengo la respuesta pero eso se los contaré en otra ocasión.
De mis resultados puedo decirles que me había propuesto estar dentro del primer 20% de las duplas en la general y quedamos dentro del 7%, ni yo me la creo.
Y como no soy egoísta les cuento algunos secretos de mi equipamiento:
El bolso que traslado todo mi equipo, Transporter 75 de Osprey.
Mochila de Carrera, Talon 22 de Osprey.
Bastones, Distance FL-Z Poles.
Zapatillas, Mindbender de Vasque.
Gorro Legionario, Convertible Ball Hat de Sunday Afternoons.
Y finalmente mi gran apoyo (ese sí que no se vende), mi fiel compañero, quien cuidó de mí todo el cruce y no hubiese sido lo mismo sin él. Mi esposo Renzo Santoro a quien amo cada día más y le agradezco por compartir mis sueños y desafíos.
por Katherine Cañete