Ago
29
Cuando una montaña te elige: Proyecto Cordillera Blanca
- POSTED BY Javier Zelada IN deportes outdoor | escalada en hielo | montanismo
Por Diego Gonzalez, Javier Zelada y Abel Osorio
Creer que el destino y la elección de donde vamos es algo que podemos controlar siempre, en ocasiones puede ser un gran error. Quien pensaría que todo lo proyectado y estudiado por meses iba a tener un giro impensado en el desarrollo de nuestra expedición. Sabemos que en montaña siempre pueden suceder cosas y debemos estar muy atentos, ser flexibles y lograr interpretar las señales que nos entrega el entorno para tomar decisiones importantes. Esto nos ha dejado una gran enseñanza y admiración hacia la Cordillera Blanca.
El primer día en Perú rumbo a la ciudad de Huaraz, Javier Zelada desde el bus toma una fotografía casual a un cerro que de nombre desconocíamos, pero que se imponía con su belleza entre la pampa, sin saber que aquella desafiante montaña, sería protagonista en nuestro viaje.
Llegando a Huaraz nos olvidamos de este cerro porque debíamos seguir nuestro itinerario y organizarnos en el Hostel, cambiar dinero, informarnos en la casa de Guías sobre las condiciones que presentaba esta temporada la cordillera blanca, abastecernos de alimentos para 8 días y coordinar el transporte para entrar a un primer Valle, el de Ishinca .Estos dos días de gestión en Huaraz a 3.000 mts. y manteniéndonos hidratados todo el tiempo nos ayudaron en el proceso de aclimatación antes de subir con todo nuestro equipo y la comida, con la ayuda de 2 mulas que contratamos con un arriero, al campamento base a 4.350. Luego de instalar nuestro campamento, continuamos con la aclimatación y nos dimos un día para escalar en un Boulder, observar y conocer el entorno natural del valle.
Nevado Ishinca – 5.350 mts.
Para dar inicio a los ascensos, escogimos el Nevado Ishinca de 5.350 mts. El cual es utilizado normalmente como una montaña de aclimatación ya que si bien es necesario el cruce de glaciares y puentes de hielo, no requiere de una escalada muy técnica para llegar a su cumbre. Aún así la belleza de sus lagunas, sus hielos y espectaculares vistas cautivan a cualquier montañista.
Comenzamos su ascenso a las 03:00 am. Ya que teníamos alrededor de 3 hrs de aproximación hasta su base glaciar. Aquí nos encordamos y ya con un poco más de luz natural, apareció su cumbre y sus compañeros Ranrapalca y Tocllaraju. A través de grietas y puentes de hielo que conectan con su cara norte, continuamos el ascenso dirección sur, para llegar a una última pared de 50 mts. de nieve-hielo con una pendiente de 40° a 50° que nos llevó a alcanzar su cumbre.
Tocllaraju – 6.032 mts.
De vuelta al campamento base, tomamos un día de descanso y continuamos con nuestro plan. Comenzamos entonces a prepararnos para ascender al campamento alto del mítico Tocllaraju. Tardamos aproximadamente 3 horas en llegar al campo alto a 5.000 mts. Aquí nos organizamos para armar campamento, derretir nieve para cocinar, para hidratarnos y guardar agua para el día siguiente. Fue aquí donde conocimos a un personaje importante en esta historia: Cesar, guía UIAGM Peruano, quien nos informó sobre las variaciones que tenía la ruta de ascenso producto de una avalancha. Luego de leer juntos la montaña planeamos la ruta de ascenso. Seguimos hablando con Cesar quien nos alertó sobre dos accidentes recientes ocurridos en el Nevado Alpamayo. Uno de ellos fue una persona evacuada con fracturas y la otra lamentablemente fatal, con un guía y dos clientes fallecidos producto de la caída de cornisas. Esta información nos dejó perplejos, porque el Alpamayo era nuestro último y principal desafío.
Mantuvimos nuestro enfoque en el Tocllaraju y alrededor de las 6 de la tarde nos fuimos a descansar para horas más tarde iniciar nuestro ascenso a su cumbre de 6.032 metros.
1:00 am en pié para desayunar y atacar la cumbre desde el campamento alto. Iniciamos a oscuras junto a otras dos cordadas la travesía por el glaciar en la ruta N.E hasta alcanzar la variante que observamos el día anterior, evitando una gran rimaya por la cual ya no se podía acceder. En este punto nos tocó prácticamente nadar por nieve honda hasta alcanzar la arista que nos conectaría con la parte baja del gran hongo de la cumbre. Aquí tuvimos una compleja escalada por hielo muy inestable, que se desmoronaba al clavar crampones y piolets. Luego de esto un largo traverse que bordeó el hongo, para llegar al último y vertical largo que nos dejaría a metros de la cumbre. Al llegar a ella la emoción se apoderó de nosotros y la felicidad de haberlo logrado es algo que nos marcará para siempre. Mucho tiempo no hubo para disfrutar del todo la mágica cumbre ya que todavía nos quedaba una larga bajada hasta el campamento alto y luego al base. Al día siguiente retornamos a Huaraz para coordinar nuestro último ascenso.
Una vez en Huaraz volvimos a la casa de Guías para tener más información sobre el Alpamayo, donde corroboramos la información de los accidentes en esta montaña pero esta vez con un mensaje mucho más claro de parte de la AGMP.
Fue entonces cuando esta noticia cambió la buena energía que sentíamos hasta ese momento, seguíamos con ganas de escalar pero tampoco estábamos dispuestos a exponernos a un riesgo evidente y con e una recomendación tan clara. Fue entonces cuando volvió a aparecer César, quien nos comenta sobre una montaña igual o más técnica que el Alpamayo, poco escalada y muy poco conocida. ¿Su nombre?:
Shaqsha – 5.700 mts.
Inmediatamente comenzamos a buscar información en el libro “Classic climbs of the Cordillera Blanca” que nos prestó nuestro gran amigo Andrés Bozzolo. Al buscarlo nos dimos cuenta que se trataba de aquella primera montaña que vimos antes de llegar a Huaraz, de la cual teníamos en una foto espectacular y con la cual sentimos una gran conexión de principio a fin.
Recopilamos información y sin pensarlo mucho, decidimos enfrentar el desafío, sintiendo una gran energía que nos motivaba a escalar esta montaña, sabiendo que no contábamos con la ayuda de porteo y que sería una montaña de mucha exploración y lectura ya que era difícil encontrarnos con gente subiendo ni la huella de la ruta. Coordinamos el transporte, la alimentación y partimos al Valle de Olleros. 4 horas de aproximación para armar un primer campamento a 4.300 mts. B Entre la pampa y con una clara vista de la imponente montaña.
El segundo día, continuamos subiendo hasta los 5.200 mts. Donde instalamos nuestro campamento alto y pudimos contemplar la belleza única del Shaqsha, con sus gigantescos glaciares, abruptas grietas y estéticas formaciones de hielo.
El tercer día fue de ataque a su cumbre a las 0:00 hrs. Muy temprano ya que la primera parte fue un traverse entre grietas, donde cruzamos de sur a norte la montaña bajo intimidantes seracs. Después del cruce a escalar, entre mas grietas y mas seracs. Fueron varios largos bastante exigentes técnicamente hasta llegar a aproximadamente 100 metros de la cima, donde estuvimos a punto de tomar la decisión de volver ya que llegamos a un paso muy complejo en una gran grieta, pero que pudimos sobrepasar buscando y buscando una variante posible. Después de esto 2 últimos largos y alcanzamos esta impensada e inolvidable cumbre. El descenso fue igualmente técnico pero bajamos renovados después de tan bella experiencia. Bajamos desde la cumbre al campamento alto, descansamos un rato y bajamos al primer campamento, dónde pasamos la noche, para al otro día salir del valle y retornar a Huaraz.
Con el paso de los días y analizando al desarrollo que tuvo nuestro proyecto, sentimos que el destino estaba escrito y sencillamente dejamos fluir las cosas, que la vida siguiera el curso de su gran naturaleza y afortunadamente, estuvimos atentos para ver las señales que se presentaron, fuimos flexibles y le dimos un sentido muy profundo a nuestro viaje.
¡Así fue entonces, como sin querer, terminamos escalando la portada del libro!
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Felicitaciones a todos los integrantes de la «Cordada», por su Valentía, entereza y decisión de creer que los sueños se pueden alcanzar, por imposibles que parezcan se pueden realizar. Nuevamente Felicitaciones por proyectar sus sueños hacía lugares naturales, majestuosos e inhóspitos, la mejor escuela para crecer en la vida. .Agradecer a la madre naturaleza que les permitió regresar a sus hogares para sembrar la semilla que en su experiencia recogieron, un gran abrazo y no dejen nunca de soñar.