Nov
13
Otro día en la Ofi!
- POSTED BY Sebastián Carrasco IN montanismo
Trabajar como guía de montaña a tiempo completo no es una carrera fácil; al contrario, es una profesión muy arriesgada, esto a su vez la hace muy demandante tanto física como sicológicamente y, por último, uno pasa periodos muy largos fuera de casa. Pero no hay duda que trabajar en las montañas también es muy gratificante, he conocido lugares increíbles no sólo en Ecuador sino en el mundo entero, he formado nuevas amistades a través de hermosas experiencias en la montaña y he vivido grandes espectáculos!
Este pasado fin de semana tuve la suerte de estar en el Antisana en uno de los días más despejados que yo haya visto. A las 5:30 am llegamos con Marco Castillo (un colega) y nuestra cliente Anna (una Australiana) a 200 mts de El Collado entre la cumbre máxima y la cumbre Sur, aquí la Anna me dijo que estaba muy cansada y que tuvo suficiente, que estaba muy feliz de lo que había logrado y que quería bajar!!!!! El Marco y yo nos sorprendimos mucho ya que veníamos con buen ritmo y las condiciones eran las mejores, nada de viento, nieve dura y el cielo despejado tanto así que durante la noche vimos muchas estrellas fugaces, no se podían pedir mejores condiciones la verdad! Pero al mismo tiempo si le entendía, esta fue nuestra tercera montaña grande que intentamos después de coronar el Cayambe 5,790 mts y el Cotopaxi 5,898 mts.
El Antisana 5,790 mts no es una montaña fácil, es muy larga y navegar en el glaciar es muy difícil por lo quebrado que es, así que en cierto sentido entendía el cansancio de Anna, pero no podíamos pasar la oportunidad de llegar al collado y tener una mejor vista. Logre convencerla y sólo 15 minutos más tarde llegamos a un mejor mirador. Como nos imaginábamos con Marco, la caldera del Antisana estaba despejada y poco a poco se podía ver como el sol cambiaba los colores en el Oriente, empezó con un azul muy oscuro cambiando a turquesa, minutos más tarde el calor del sol se empezó a sentir con un amarillo muy claro hasta que se convirtió en un naranja muy ardiente.
Como si esto fuera poco, al Sur, nuestro amigo Tungurahua empezó a mandarnos señales de humo, como si nos estuviera tratando de avisar algo. Lo que pasaba era que casi todos los grandes estaban a la vista: el Sangay con su hermosa forma cónica, el Altar con su herradura y sus diversas cumbres, el más grande de todos, El Chimbo, viendo desde lo más alto este espectáculo y como iba a faltar nuestro imponente acompañante al Oeste el gran Cotopaxi.
Realmente fue una gran suerte el poder vivir esto, no es algo que pasa con frecuencia y si fuera así, tal vez no sería tan especial. Este tipo de experiencias son las que más me gustan de mi trabajo y estoy seguro que no todas las oficinas ofrecen algo parecido!
Por: Sebastián Carrasco