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Blog de las Aventuras de Tatoo Adventure Gear

Nov

19

Por el camino de la danta


No podía dejar de compartir en este espacio uno de las mejores caminatas que he hecho.

Esta vez no se tato de escaladas ni grandes montañas. Queríamos una caminata larga, pasar un par de días de frío, lindos paisajes y sobre todo de coger el mapa y la brújula y perdernos! O intentar no perdernos.

Salimos el miércoles 31 desde la hacienda Palugo hacia el Antisana con el Ing. Dammer quien se ofreció a llevarnos hacia el punto de partida (¡gracias ingeniero!), empezamos a caminar tipo 2 pm con  granizada, viento, lluvia y sobre todo nubes, lo que hizo desde un inicio más divertida la navegada. El primer día llegamos hasta donde nos rindió la tarde y hasta donde encontramos una buena zona para acampar ente tanta ciénaga;  el día se cerró con la silueta de un venado que nos sorprendió entre la niebla.

No sabíamos con certeza dónde estábamos, el clima había sido malo y en los instantes en que se despejaba intentábamos tomar puntos de referencia y lanzar ubicaciones, suponíamos que habíamos acampado no muy lejos de la base del cerro Chuzalongo Grande; esperábamos amaneciera despejado y poder comenzar la caminata bien ubicados pero tuvimos que continuar dispuestos a seguir confiando en nuestro instinto pues las condiciones no mejoraron, de todas formas emprendimos vuelo temprano pues era largo el camino por andar. Intentamos seguir las indicaciones del Mathias Dammer que hace unos meses había seguido la misma ruta; sabíamos que antes de  la lagua Volcán habría un camino que “no había que perder por nada! Porque si no  te metes en un infierno de chaparros y bosques sin huellas ”, “este es el camino”  Dijo el Davicho 30 minutos antes de encontrarnos en una maraña de chaparros y de empezar a meternos poco a poco en el camino de la guatuza, terminamos en un bosque hermoso! Pero espeso y con una huella muy evidente de algún ser que no medía mas de 50 cm de alto, lo que nos obligaba a andar  gateando  o arrastrarnos, cargado con las gordas  mochilas  para poder esquivar la densa vegetación; las huellas frescas de danta y de osos de anteojos nos indicaban que seguíamos por el “buen camino”,  después de una hora de bosque salimos nuevamente al pajonal.

 Los colores del páramo es algo que no deja de sorprenderme, la vegetación es impresionante, como la gente que trabaja y vive en el cerro con sus vivas vestimentas que resaltan entre el dorado de la paja, sus cuerpos hechos para resistir la dureza del clima se cubren de gordas gotas que quedan suspendidas…te das un respiro, y sigues.

Seguimos intentado navegar suponiendo todo el tiempo posiciones, y dando nombres a los cerros que parecían querer ayudarnos al destaparse al menos unos segundos.

Continuamos siempre  por el borde del río sin meternos a los bosques e intentando no perder al camino que ya hace rato habíamos perdido! De todas formas  creíamos estar en buen rumbo. Al llegar la tarde se despejó un poco el clima, pero todavía no estábamos seguros si estábamos en la quebrada que nos llevaba a la laguna Volcán o al Tambo,  llegando a un punto más alto saldríamos de la duda; al pasar un par de cerros nos encontramos con la laguna Volcán, eso quería decir que nos faltaba todavía un buen tramo.

Empezamos la ultima parte de la caminata,  después de un corto tramo encontramos un camino de herradura del que el Mathías nos había hablado, lo que quería decir avanzar a aun tranco mucho mas rápido y despreocuparnos un poco dela navegada, pero no se ni cuando ni porqué otra vez empezamos a caminar por vegetación cada vez mas densa, hasta que llegamos a un bosque, esta vez sin ninguna huella ni de tapir ni de nada; es el bosque mas hermoso en el que he estado, cubierto de  una alfombra verdes, los árboles se chorreaban y parecía que caminabas sobre ellos, , pero cada vez se cerraba más, las ramas se rompían, el piso se rompía; la alfombra verde de musgo se convirtió en ortiga ….lo que faltaba! Pero con un poco de paciencia logramos salir. El resto de la caminata fue mas bien gozona y pronto pudimos divisar la carretera que llegaba al Tambo. Finalmente llegamos, a eso de las 5 pm, listos para una buena trucha frita y unas termas que pongan los músculos y huesos en su sitio. Al día siguientes nos dirigimos hacia Archidona a disfrutar del buen clima, del río y de la escalada subacuática de la que tanto nos habían hablado, valió la pena cargarse por el páramo las gafas de agua y el snorkel !

Margarita Cardoso A.

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