Sep
13
UNA NUEVA VÍA SE ABRE CAMINO
- POSTED BY Tatoo Adventure Gear IN montanismo
UNA NUEVA VÍA SE ABRE CAMNEVADO SULLCON Y 4to ASCENSO ABSOLUTO EN LA CORDILLERA CENTRAL DE PERÚINO
Empezamos minutos antes de las 4am, ¿nuestra intención?, llegar a la pared minutos antes del amanecer. Éramos conscientes que nos enfrentaríamos a una situación complicada y desconocida, no sabíamos si realmente podríamos superarla, por lo que necesitábamos la luz del día para poder resolverla.
Aún tengo el recuerdo de haber visto esa pared un mes antes al ascenso, en julio. Le mencione a Steve su existencia y decidimos ir a explorarla y ascenderla no sin antes mirarla, analizarla ya sea a través de fotos y vistas satelitales y la veíamos factible, aunque nos quedaban muchas dudas porque no teníamos ninguna referencia del territorio, era la primera vez que alguien dejaría las huellas por esa cara.
En aquella ocasión, en julio, ingresamos a la pared por una vía muy dura, muy técnica y expuesta. No teníamos el material necesario para asegurar los pasos. Además, ocurrió algo muy peculiar, a la distancia, la pared pareciera no ser muy vertical, incluso ambos pensamos «no es tan difícil», pero al estar al pie de vía, la pared lucía muy empinada. Incluso, los pasos que veíamos que no serían tan inclinados, se veían mucho más verticales, cerca de los 80°.
Tuvimos que bajar los 3 largos que intentamos y para no irnos con «las manos vacías», ascendimos la cumbre norte del Sullcon por la pala directa.
Ya en Lima pasamos todos los días pensando en la vía, revisando las fotos, escudriñando las vistas satelitales. Hasta que decidimos volver y darle nuevamente a la pared.
Volvimos el 7 de agosto, con equipo suficiente y la mentalidad enfocada en el objetivo. El 8 de agosto fue la aproximación y reconocimiento del acceso. Esta vez, a diferencia de julio, todo el glaciar estaba «seco», es decir, sin nieve, solo hielo o nieve muy dura. Cruzar el glaciar de aproximación tomó más tiempo por las grietas que se mostraban más grandes y, sobre todo, cuando quisimos aproximarnos a la pared por donde estuvimos, una gigantesca rimaya se mostraba profunda y amenazante.
Fue cuando decidimos tomar una vía que lucía técnica y muy expuesta a una caída de seracs que estaban a 300 metros. Sabíamos que el sol le daría a la pared a las 10 am por lo que debíamos resolver esos pasos en poco tiempo. Dejamos cuerdas y ferretería para volver a la mañana siguiente más ligeros.
El lunes 9 de agosto salimos del campamento minutos antes de las 4 am y cruzamos la morrena que parecía un laberinto. Llegamos al pie de la pared minutos antes de las 6 am, el sol ya iluminaba. Nos encordamos y empezamos el ascenso. El primer largo fue incrementando gradualmente su inclinación y luego de 30 metros se volvía en hielo transparente como vidrio. Se podía proteger y avanzamos en ensamble hasta llegar al pie del primer paso mixto.
Decidimos que Steve enfrentaría ese paso y se lanzó hacia él hasta perderlo de vista. Solo se escuchaba el golpe del piolet y crampones sobre hielo y roca, mientras buscaba evitar los trozos de hielo que se desprendían de su lucha. Luego de muchos minutos, escuché su voz anunciando que subiera. Al ir por ese paso se notaba que Steve había tenido un exigente reto. Tuve que superarlo casi con movimientos acrobáticos confiando la vida en la punta de crampones y la tracción de los piolets.
Luego de otros varios minutos en ese paso, me reúno con Steve. La sorpresa fue que aún faltaba otro paso técnico, esta vez más de hielo que de roca. Eras las 10 de la mañana, el sol nos iluminó y aún no salíamos de esos largos complejos. La tensión se incrementó ya que estábamos poniendo todas las energías en superar esos pasos mientras seguíamos debajo de un posible desprendimiento de los seracs.

Cerca de las 11 am superamos la parte mixta y más compleja. Salimos por fin de la zona expuesta y fue una pequeña gran victoria. En ese momento supimos que la pared podría ser terminada, nuestra mayor incertidumbre se había quedado metros abajo.
Luego el ascenso se hizo bastante agotador. La pared de hielo, nos obligaba a tener la punta de crampones clavados mientras que las pantorrillas se encendían como el calor que nos envolvía durante el ascenso. Cada largo que dábamos nos extenuaba mucho ya que escalar en hielo implica mucha precisión produciendo en cansancio físico y mental.
Luego de más de 11 largos, llegamos a la arista somital desde donde veíamos sorprendidos partes de lo que habíamos ascendido, realmente lucía muy empinado. Descansamos un poco y ascendimos los metros faltantes a la cumbre, esquivando los penitentes que nos llegaban hasta los muslos., finalmente a las 5:15 pm estuvimos en la cumbre, contemplando un paisaje extraordinario.

El retorno sería por otra vía no tan peligrosa. Para ello, tuvimos que ascender la cumbre norte ya que por ahí es el camino más sencillo para salir del glaciar. Bajamos de la montaña rumbo al campo base, donde nuestros amigos cocineros, Antonio y Jorge, esperaban atentos nuestro retorno. El camino se hizo largo buscando acceder al camino que nos llevara al campamento. A mitad de camino, observamos las luces de nuestros amigos que habían ido en nuestra búsqueda.

Llegamos al campo base a las 9:15 pm y tuvimos una de las cenas más deliciosas de nuestras vidas. Habíamos concluido la expedición sanos y salvos.
Edward Saona